sábado, 3 de octubre de 2015

Pensamientos intrusivos


Cada vez que un evento, situación o problema no fue solventado o fue resuelto a medias, suele quedarse en nuestros pensamientos. Tener "asuntos pendientes" provoca que constantemente vengan a la mente pensamientos asociados con ello, una y otra vez, sin cesar. La preocupación es no hacerse cargo del problema a resolver, es sólo darle vueltas y vueltas sin llegar a ningún lugar; ¿cuántas veces nos preocupamos y cuántas nos ocupamos? Es seguro que pocas, muy pocas. Lo cierto es que hay siempre una alternativa, en ocasiones debajo de alguna piedra o detrás de algún árbol jugando a las escondidas, pero la hay y aún así, los pensamientos intrusivos, esos que nadie llamó, no dejan de aparecer para aumentar nuestra ansiedad y amargarnos la existencia.

Los pensamientos intrusivos tienen características específicas, por lo que es posible identificarlos rápidamente: 

Son involuntarios. Es decir, aparecen de manera automática en nuestra mente y suelen ser el producto de distorsiones previamente instaladas (aprendidas) en nuestro sistema de creencias. 

Son negativos. Es un pensamiento intruso, nadie lo quiere allí, por lo tanto es negativo y está representado por esos "no puedes hacerlo", "no hay solución", "todo va a salir mal", "eres un incapaz" y un largo etcétera.

Son recurrentes. Aparece una y otra vez hasta generar un agotamiento mental que se transforma en síntoma: cefalea, fatiga, irritabilidad, desgano o agitación psicomotora (estar en movimiento constante), hiperventilación, dificultad para respirar, sudoración... síntomas claros de ansiedad.

Estos pensamientos también se califican como obsesivos, ya que no podemos abandonarlos pero tampoco dejar de vivir sin ellos. Este conflicto es el que genera un malestar psicológico importante y va a tener consecuencias como el deterioro mental, físico, laboral, personal y social. La neurociencia nos dice que hay un factor bioquímico cerebral en este tipo de pensamientos, por lo que hay casos donde es recomendable la medicación por parte del médico psiquiatra. Esto no quiere decir que todos debemos tomar pastillas para dejar de pensar, se trata de quienes mantengan un patrón de comportamiento inadecuado (ejemplo: en el trastorno obsesivo-compulsivo) y que requieran una atención profesional especializada y personalizada para tratar un trastorno en específico.

¿Debemos dejar de pensar? No. De hecho, no es posible que dejemos de tener pensamientos. Existen técnicas que pueden ser aprendidas para disminuir la frecuencia y la intensidad de esas ideas que no nos dejan en paz; detener el pensamiento con un gran ¡BASTA! podría ser efectivo en algunos casos, también cuestionar esas ideas y tratar de encontrarles lógica, comparándolas con lo real y rebatiendo nuestros propios prejuicios y creencias distorsionadas, que sin duda son la madre de los pensamientos intrusivos.

Algunas recomendaciones para mantener la ansiedad regulada están sujetas a intentar mantenernos organizados, a disminuir esa cantidad de "pendientes" que tenemos aprendiendo a soltarlos gradualmente, colocar fecha a los eventos que no podemos postergar, hacerle frente a la procrastinación, evitar el "mañana lo hago" si puedes hacerlo hoy, comprender que el "no tengo tiempo" es sólo una excusa, porque siempre que tengas la disposición de llevar a cabo una acción, lo harás justo cuando te sientas más motivado. Y de esto se trata, encontrar lo que te moviliza para poder actuar sin dejar pasar días, meses y años para hacer lo que tenías pendiente. 

De esta manera es posible eliminar significativamente la cantidad de pensamientos intrusivos, haciendo que sea más fácil manejarlo y no dejándose llevar por los mismos. Tendemos a creernos todo aquello que pensamos y a veces no reconocemos que podemos estar equivocados, por eso, atrévete a dudar de esos pensamientos negativos, pueden no ser lo que tú crees que son. Busca apoyo cuando lo necesites, habla acerca de lo que te molesta, dale forma a tu ansiedad y recuerda que aunque no lo veas en ese momento, siempre que quieras, puedes seguir adelante. 

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