sábado, 25 de julio de 2015

Amor en tiempos de emigración




Ha sido de gran relevancia para muchos, sobre todo jóvenes, salir del país a como dé lugar, manifestando que la crisis económica y social no les permite construir el futuro deseado: comprar (o alquilar) un apartamento/casa, adquirir un vehículo, ejercer su profesión (y que la paguen bien), sentirse seguro al salir a la calle, emprender un nuevo negocio, entre otras metas que suenan como una vida normal y común pero que en Venezuela cada vez es más difícil alcanzar.

En este sentido, se ha desatado un tsunami migratorio que no se ha detenido, y algunos de esos emigrantes han tenido la suerte de encontrarse solteros al momento de irse, y aunque no por esto es más simple emigrar, a otros les toca no sólo extrañar a su familia sino también a esa persona con la que quisieron formar una vida juntos. Y sí, muchos emigran con su pareja y esto es afortunado, pero otros se plantean terminar con la relación anticipándose al posible fracaso de la misma una vez se vaya esa persona.

De igual manera, tenemos casos donde en efecto se acordaron planes a futuro juntos pero estando en ese nuevo país, hay un cambio de expectativas y una percepción diferente al encontrarse solo (sin pareja) en otro lugar, aún así, si la relación venía bien la probabilidad de que termine es baja, pero en ocasiones que uno de los dos decida emigrar es la “excusa perfecta” para acabar con la relación. Cuidado con esto. Además, es probable que algunos no estén preparados para llevar una relación a distancia y acá es donde comienza una nueva etapa para cada uno.

¿Cuánto tiempo llevas haciendo planes con tu pareja y de repente el contexto pudo más y ahora decidiste emigrar? Familiares y amigos comienzan a preguntar "¿Y tu novio? ¿Se van juntos" y cuando la respuesta es "No, me iré solo" da paso a múltiples conjeturas acerca de cómo será esa relación: "a lo mejor conoces a alguien allá", "¿Y si te es infiel?", "será difícil, mejor terminen antes de que sea inevitable"... Y les digo, la posibilidad de que una relación de pareja llegue a su fin por la decisión de emigrar es completamente real, pero no es lo que sucede en todos los casos y en este sentido va a estar sujeto al nivel de compromiso al que haya llegado ese vínculo amoroso.

Emigrar ya es sinónimo de empezar de cero un nuevo estilo de vida y lo ideal sería hacerlo con nuestra pareja, pero si no es el caso, ¿Por qué predecir lo que podría pasar? ¿Qué garantiza el éxito o fracaso de una decisión que apenas tomará forma? Muchos dirán que el tiempo es el encargado de eso, y puede que sí pero el tiempo es un agente externo que no podemos manejar a nuestro antojo, va a correr así no lo queramos. Entonces, será la propia voluntad, la disposición y una actitud favorable lo que cambie el panorama frío y oscuro de -posiblemente- terminar la relación cuando se vaya.

Mientras más fuerte es el nivel de compromiso de una pareja, menor probabilidad de ruptura. Y este es el punto de este texto. Mantener una relación a flote requiere de esfuerzo de parte de ambos, pero no es agotador, todo lo contrario; estar con esa persona es motivo de alegría, aunque sea una hora a su lado es sentirse dichoso y a distancia requiere sólo un poco más, es menos cómodo porque hay que viajar, distribuir mejor el tiempo y el dinero y el encuentro tiene fecha de caducidad, pero aún así no se deja de disfrutar.

Quienes se han encontrado en una relación a distancia pueden reconocer que los kilómetros no importan para amar a alguien, otros en cambio, y muchas veces por malas experiencias, condenan este tipo de relaciones y las cargan de juicios que no son más que sesgos perceptivos de su propia vivencia. Tenemos también a quienes nunca se ha encontrado en una relación lejana y a ellos cuando les toca despedir a su pareja en el aeropuerto, les es más difícil tolerar que no puedan ver a su amor en mucho tiempo. Y esta es otra variable a tomar en cuenta, ¿Estoy dispuesto a manejar mi tolerancia a la frustración cada vez que quiera ver a mi pareja y no sea posible porque se fue del país? Y hay quienes pueden, así que sin duda, es posible.

Si decides emigrar y no puedes irte con tu pareja, conversa bien acerca de las expectativas que había hasta ese momento sobre la relación, hacer un review de qué lograron, qué mejoraron juntos, qué les faltó y si hay un nivel de compromiso que les permita decidir si habrá ruptura o no. Tampoco se trata de darle continuidad a una relación que siempre será a distancia, porque por supuesto no es sano, pero sí de replantear los planes iniciales y si pueden encontrarse pronto, sería maravilloso.


Como dije en unos párrafos más arriba, no podemos predecir el éxito o el fracaso de una decisión si sólo conocemos sus consecuencias por lo que nos han dicho o por lo que vivimos anteriormente. Cada experiencia, por más similar que parezca, será una nueva manera de vivir. Y de eso se trata amar a alguien que hoy estuvo por mucho tiempo a nuestro lado y que por decidir un futuro mejor, se tuvo que quedar atrás por la razón que sea, pero si es temporal, hay esperanza. Si las expectativas de ambos son diametralmente opuestas, lo maduro y sensato es no continuar (y para llegar a esto no hace falta irse del país) y si pueden encontrar puntos en común en cuanto a un futuro lejos de estas tierras, probablemente haya sido una decisión bien tomada.

sábado, 18 de julio de 2015

¿Realmente estoy deprimido?



Es curioso observar lo común que es utilizar la palabra "deprimido" para describir un estado de ánimo disminuido, donde claramente hay tristeza pero que muchos la perciben como la peor de las emociones, la sensación más terrible y que pronto, muy pronto, se terminará el mundo. Conociendo la subjetividad que existen en las emociones, es seguro que sea posible describir la tristeza de esta manera, sin embargo, toda emoción puede verse representada en frecuencia e intensidad, variables que van a definir si estamos tan tristes como creemos. 

Existen múltiples clasificaciones de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. No es igual una depresión leve al estado depresivo durante el curso de un trastorno bipolar. Además, ya se ha hablado mucho sobre estados depresivos: reactivos, recurrentes, graves, con síntomas psicóticos, con somatizaciones, depresión mixtas, distimia... y al parecer la psicoeducación no ha llegado tan lejos como hemos pensado. Seguimos llamando depresión (término clínico) a la tristeza (emoción) sin darnos cuenta que sentirse triste es tan normal como sentirse alegre, pero deprimirse, sin duda está en otro nivel.

Durante un episodio depresivo se observan síntomas asociados directamente a la tristeza pero con una frecuencia mínima de dos semanas (según manuales de diagnóstico) y una intensidad profunda, una donde existe la sensación de vacío, de dolor. Esto es lo que llamamos dolor psicológico. Hay una disminución de la vitalidad, incluso abandono de actividades, sobre todo aquellas que antes causaban satisfacción; también disminuye el deseo sexual. El sueño se ve afectado, dando paso al insomnio y hay una disminución o aumento considerable del apetito. Procesos mentales superiores como la atención y la concentración también se verán comprometidos y lo que antes parecía muy fácil y rutinario, ahora parece la tarea más complicada. 

El "llanto fácil" es uno de los síntomas propios de la depresión; contener el llanto podría agravar los síntomas, así que sí, lo mejor es llorar. Por otro lado, la velocidad del pensamiento estará enlentecida o muy acelerada (si hay ansiedad) y su contenido podría ser de muerte, con ideas suicidas, de infravaloración, de desmotivación, entre otros. Además de la tristeza profunda, habrá baja autoestima, sentimiento de culpa, complejo de inferioridad y una perspectiva negativa del futuro. Otro aspecto que podría verse afectado es la psicomotricidad, es decir, el paciente podría andar, caminar, marchar, más lento. Para una persona con depresión nada tiene sentido, nada vale y se cree que es imposible salir de allí. 

En ocasiones hay depresiones encubiertas que están ocultas a través de estrategias compensatorias, como por ejemplo mantener un comportamiento aparentemente alegre y jovial. En estos casos se descubre que hubo una depresión cuando la persona, por ejemplo, comete un acto suicida. Muy importante: una depresión no tratada o mal tratada tiende a ser crónica y podría evolucionar en distimia que es un nivel de tristeza menor que la depresión  y debe prolongarse durante al menos dos años o convertiste en un trastorno depresivo recurrente. Por otra parte, trastornos ansiosos de larga data también podrían desembocar en estados depresivos, de hecho, en muchos casos, suelen darse síntomas ansiosos y depresivos al mismo tiempo (conocida como una depresión mixta)


¿Ya identificaste qué es estar deprimido?


Algunos datos y recomendaciones:



La depresión tiene características bioquímicas, no es sólo un estado de ánimo. En estudios neuropsicológicos se han observado alteraciones cerebrales en la zona prefrontal, donde si hay niveles bajos de serotonina, un neurotransmisor que podría estar relacionado con la depresión, se vería afectada la toma de decisiones y también podría ser la causa de los pensamientos negativos. 

La depresión responde efectivamente al tratamiento. Es una enfermedad que mientras más pronto sea el trate, mejor. Suele recomendarse un tratamiento dual, es decir, medicación y psicoterapia. Primero porque hay un desorden bioquímico en nuestro cerebro y segundo porque la pastilla por sí sola no va a curarnos, también es prudente aprender nuevas herramientas y habilidades que nos alejen de un nuevo episodio depresivo, así como también rebatir pensamientos automáticos erróneos provenientes de esquemas mentales negativos. Hay que diferenciar una depresión de enfermedades como el hipotiroidismo e hipertiroidismo que tienen síntomas similares, al igual que el consumo de drogas que afectan significativamente el estado de ánimo.

Los efectos de los antidepresivos no suelen ser inmediatos, pero son muy efectivos. Además, no crean dependencia. Sin embargo, se sugiere no abandonar súbitamente el tratamiento farmacológico. Será el psiquiatra el profesional encargado de ajustar las dosis y suspender el tratamiento. Finalmente, el paciente podría continuar únicamente la psicoterapia con su psicólogo para evitar recaídas y prevenir un trastorno depresivo recurrente. 

No elegimos deprimirnos. Tampoco significa que somos "débiles de mente", suele existir una predisposición biológica, acompañado de aspectos de la personalidad (aquí lo psicológico) y factores ambientales estresantes que podrían desencadenar un cuadro depresivo. 

La tristeza es una emoción, la depresión es un cuadro clínico. Tienes permitido sentirte triste, es una emoción que cualquier persona sana puede experimentar ante alguna situación difícil de afrontar; manejando esa emoción podrás conocerte mejor y no dejar que sea más frecuente e intensa y termine siendo un cuadro depresivo. 

Si estás deprimido, busca ayuda. Antes de que esos síntomas empeoren, lo ideal es que asistas al profesional capacitado para intervenir a tiempo lo que te sucede, por más tristeza que sientas, un tratamiento a tiempo evitaría un final infeliz. 

miércoles, 8 de julio de 2015

Estafadores emocionales


¿Cuántas veces has sido engañado por alguien y no lo veías venir? Te enamoraron, te dijeron todo lo que querías escuchar y al final no se concretó lo esperado. Te mintieron desde el primer día y esa historia parecía tan verídica que no te atreviste a cuestionar ni una sola palabra. No importa cuán inteligente te consideres, podría haber alguien más hábil y hacerte caer en sus redes.

Es probable que a muchos les afecte más una estafa económica que una afectiva, pero sin duda en cualquiera de las dos, el estafador va a mantener el mismo comportamiento manipulador y lleno de encantos y promesas que no va a cumplir. Eso sí, la estafa emocional supera a otro tipos de estafas en cuanto a tiempo y dedicación, y en este punto es cuando es justo y necesario mantener los ojos abiertos, evitar cegarnos por la emoción e ir reconociendo al estafador:

  •  Así como el psicópata, su principal característica es mostrar un comportamiento “normal”
  • Es una persona claramente carismática, a quien mágicamente le crees todo lo que dice.
  • Es alguien incapaz de experimentar culpa ante acciones ilegales o que trasgredan las normas sociales y violen los derechos del otro.
  • Fingen ser comunicativos y empáticos, pero realmente carecen de ello.
  • Suelen tener un coeficiente intelectual superior a la media.
  • Son muy observadores.
  • Se muestran confiables y seguros de sí mismos.
  • Son expertos usurpando identidades.
  • Se adulan a sí mismos constantemente (rasgo narcisista)
  • Son seductores y muy persuasivos.
  • Puede mostrar un comportamiento victimario, con el fin de manipular al otro.

Una vez estás envuelto en ese halo de aparente perfección, te conectas emocionalmente con este y allí es cuando es más difícil salir. “¿Por qué lo hacen?” es la pregunta más común, y aunque la psicopatía suele estar asociada con malhechores, no todos los psicópatas son delincuentes ni todos los delincuentes son psicópatas, ya que existen otros tipos de trastornos mentales que pueden predisponer a alguien a actuar de forma ilegal. Entonces, el estafador emocional no es precisamente el que te roba o ha intentado asesinarte, se trata más bien de alguien que juega con tus emociones y sentimientos, en ocasiones siente placer al hacerlo y se vale de la vulnerabilidad de su víctima para su propio disfrute personal.

El medio más común y fácil donde opera el estafador emocional es a través de Internet. Nos podemos encontrar cualquier cantidad de personas con trastornos mentales en la red, algunos serán más fáciles de detectar que otros, pero sin duda el estafador emocional está en la búsqueda activa de víctimas y será este el primer indicador. Piénsalo bien cuando de repente alguien te escriba porque muere por conocerte y saber mucho sobre ti, sin razón aparente. Por otro lado, debido a la gran cantidad de información que publicamos, el estafador emocional va a identificar tus gustos, tus aficiones, lo que te molesta, tus creencias, entre otras características que van a facilitar su trabajo. En este sentido, las recomendaciones para evitar ser estafados emocionalmente, son:

No permitas que alguien irrumpa tu espacio sin antes consultarte. Recuerda que este tipo de persona transgrede normas, por lo tanto, será alguien que abuse de ti. Si ante los límites que le coloques se muestra inconforme o comienza a interpretar un papel de víctima, es muy probable que estés ante un estafador emocional.

Puedes conocer a quien quieras, pero confirma su existencia. No sólo te conformes con fotos y videos, pueden ser de alguien más. Para evitar toparse con este tipo de personas, lo ideal es observar sus contactos, si los conoce personalmente y si ha compartido con ellos; además otro punto importante es si esas relaciones interpersonales han sido estables en el tiempo. Para un psicópata es muy fácil iniciar una relación pero no logran mantenerlas por demasiado tiempo, ya que no están basadas en la comunicación efectiva y suelen tener conflictos con otros, por más pequeños que sean.

Trata de mantener distancia. Si bien es bastante común conocer personas por las redes y muchos de ellos son realmente quienes dicen ser y mantienen un comportamiento adecuado, conocer a otros de manera indiscriminada nos va a predisponer a ser víctimas de posibles estafadores emocionales.

Cuidado con la información que publicas. El estafador emocional va a intentar conocer todo sobre ti porque necesita atraerte, y si publicas información importante, es probable que la utilice para hacerte creer que tiene un auténtico interés en ti.

Mantente atento ante ofertas “muy buenas para ser ciertas”. En las relaciones interpersonales, las personas nos vendemos, nos publicitamos y todo esto para captar nuevos amigos o una posible pareja. El estafador emocional tiene rasgos narcisistas y esto puede confundirse con seguridad en sí mismo, pero realmente es una estrategia para lograr atraparte.

Hasta este punto quizá ya has logrado identificar a potenciales estafadores emocionales, pero no tengas miedo, realmente no todas las personas que parecen serlo, lo son. Ser precavidos podría evitarnos un muy mal rato, medir los riesgos y hacerles frente va a garantizar que estamos pisando terreno firme. No hace falta ser un desconfiado en su máxima expresión para no ser engañados, recuerda que los estafadores son muy hábiles, pero en toda persona hay errores que se notan y así y sólo así sabrás a quien estás conociendo.

miércoles, 1 de julio de 2015

Aprendiendo a querer




Hace unos días iba caminando por la calle cuando miré a una pareja de adolescentes tomados de la mano y pensé “qué bonito es el primer amor… aunque a veces sea atropellado” (suponiendo que era ese el primero) y así como en muchas ocasiones, la primera vez que hacemos algo, no suele salir del todo bien; pareciera entonces que es el momento de cometer el primer error o “meter la pata”, sin embargo, es natural que esa porción de error esté presente en lo que hagamos, pues no somos perfectos. Y les digo, aunque algunos insisten en que comenzar un noviazgo en la adolescencia y permanecer juntos para siempre es lo ideal, a veces no es así.  

Cuando somos adolescentes vivimos cambios profundos, tanto físicos como psíquicos que constituyen caracteres propios y que los experimentamos dependiendo de las condiciones psicofísicas, raciales, culturales, entre otras, que van a determinar de cierta manera nuestro comportamiento. Surge entonces esa necesidad de estima, de ser queridos por alguien más, que no sea un familiar, que sea un extraño con quien puedan experimentar eso que llaman amor y vivir un noviazgo.

Aunque en nuestra adolescencia tengamos modelos sobre cómo formar pareja, realmente nadie nos enseña a querer, sumado a esas preguntas existenciales de ¿Quién soy? , ¿Hacia dónde voy? Y ese pie en la adultez y el otro en la niñez, nos sentimos confundidos y nos preguntamos más y más acerca de nosotros y de lo que hacen o dicen los otros. “Mamá, ¿por qué si fulano puede tener novia, yo no?” y así vamos hasta encontrarnos en un caos psicológico que creemos calmar con una relación de pareja.

Aprender a querer a alguien más es una tarea individual y subjetiva. Nos fijamos en su mirada, en su sonrisa, en su forma de caminar y luego vamos conociendo cómo se comporta ante cada situación o persona que se presente y sin notarlo comenzamos a sentir afecto por el otro, nos identificamos porque nos gusta el mismo tipo de música, las mismas películas y hasta la misma comida. La confianza hacia el otro crece de acuerdo con nuestro estado emocional y nos va a empujar a involucrarnos con este. Almas gemelas, media naranja, el amor de mi vida. No habrá más, con esta persona me quedo.

La experiencia es nuestro respaldo al momento de crearnos conceptos sobre algo en específico, por más que conozcamos su teoría, la práctica es lo que nos dará la veracidad de la misma y así también sucede con las relaciones de pareja. Sí, es posible conocer y quedarse con la única persona de la que te enamoraste desde que eras un niño, pero no tendrás mucha información al momento de saber si es sana esa manera de amar o no. Con esto no significa que mientras más parejas tengas, mejor. No. Significa que mientras de mejor calidad sea cada relación que vivas, podrás identificar las fallas y tratar de no repetir errores. Con una única relación se hace más complicado revisar qué hay que cambiar. Toda relación de pareja está llena de cambios, eso la hace crecer y ser funcional.

Cuando vivimos una relación de pareja y esta termina la realidad cambia, ya no se siente tan bonito y aquí es donde comprendimos lo aprendido durante esa relación y el dolor sirvió de maestro o donde lo único que aprendimos  fue a colocar etiquetas a las personas para descartarlas porque sufrimos luego de la ruptura.  Es este el ejercicio a realizar. ¿Qué me quedó de esa primera relación? de esa persona que conocí en el colegio y me encantó desde el día uno. Ahora que crecí, ¿Cómo no repetir lo malo que aprendí y seguir buscando lo bueno? Aunque haya quienes comiencen a tener pareja al inicio de la etapa adulta, también es prudente realizarse estas preguntas si ese vínculo se llega a romper, pero lo general es que nos involucremos afectivamente desde temprana edad.

Lo seguro es que la experiencia servirá de referente en un futuro y va a formar parte de las creencias acerca de una relación afectiva. Justo por eso es delicado, porque aún no se ha alcanzado un nivel de madurez emocional que corresponda con lo que implica comenzar y mantener una relación de pareja. Aún así, ¿Cómo negarles a los adolescentes que se enamoren? Imposible, pero sin duda como padres o amigos podemos intentar orientarlos en semejante camino, que sí, es maravilloso pero lo percibimos de esta manera cuando ya hemos recorrido mucho de ese trayecto y con cada vez, amamos mejor, por más que hayamos repetido el patrón inadecuado, un día despertamos y nos damos cuenta que el amor no duele, no te hace sufrir y no hace falta demostrarlo incesantemente para confirmar que existe. El amor ES, así, sin más.