Ha
sido de gran relevancia para muchos, sobre todo jóvenes, salir del país a como
dé lugar, manifestando que la crisis económica y social no les permite
construir el futuro deseado: comprar (o alquilar) un apartamento/casa, adquirir
un vehículo, ejercer su profesión (y que la paguen bien), sentirse seguro al
salir a la calle, emprender un nuevo negocio, entre otras metas que suenan como
una vida normal y común pero que en Venezuela cada vez es más difícil alcanzar.
En
este sentido, se ha desatado un tsunami migratorio que no se ha detenido, y
algunos de esos emigrantes han tenido la suerte de encontrarse solteros al
momento de irse, y aunque no por esto es más simple emigrar, a otros les toca
no sólo extrañar a su familia sino también a esa persona con la que quisieron
formar una vida juntos. Y sí, muchos
emigran con su pareja y esto es afortunado, pero otros se plantean terminar
con la relación anticipándose al posible fracaso de la misma una vez se vaya
esa persona.
De
igual manera, tenemos casos donde en efecto se acordaron planes a futuro juntos
pero estando en ese nuevo país, hay un cambio de expectativas y una percepción
diferente al encontrarse solo (sin pareja) en otro lugar, aún así, si la relación venía bien la probabilidad
de que termine es baja, pero en ocasiones que uno de los dos decida emigrar
es la “excusa perfecta” para acabar con la relación. Cuidado con esto. Además,
es probable que algunos no estén preparados para llevar una relación a
distancia y acá es donde comienza una nueva etapa para cada uno.
¿Cuánto
tiempo llevas haciendo planes con tu pareja y de repente el contexto pudo más y
ahora decidiste emigrar? Familiares y amigos comienzan a preguntar "¿Y tu
novio? ¿Se van juntos" y cuando la respuesta es "No, me iré
solo" da paso a múltiples conjeturas acerca de cómo será esa relación:
"a lo mejor conoces a alguien allá", "¿Y si te es infiel?",
"será difícil, mejor terminen antes de que sea inevitable"... Y les
digo, la posibilidad de que una relación
de pareja llegue a su fin por la decisión de emigrar es completamente real,
pero no es lo que sucede en todos los casos y en este sentido va a estar sujeto
al nivel de compromiso al que haya llegado ese vínculo amoroso.
Emigrar
ya es sinónimo de empezar de cero un nuevo estilo de vida y lo ideal sería
hacerlo con nuestra pareja, pero si no es el caso, ¿Por qué predecir lo que
podría pasar? ¿Qué garantiza el éxito o fracaso de una decisión que apenas
tomará forma? Muchos dirán que el tiempo es el encargado de eso, y puede que sí
pero el tiempo es un agente externo que no podemos manejar a nuestro antojo, va
a correr así no lo queramos. Entonces, será la propia voluntad, la disposición
y una actitud favorable lo que cambie el panorama frío y oscuro de
-posiblemente- terminar la relación cuando se vaya.
Mientras más fuerte es el nivel de
compromiso de una pareja, menor probabilidad de ruptura. Y este es el punto de este texto. Mantener una relación a
flote requiere de esfuerzo de parte de ambos, pero no es agotador, todo lo
contrario; estar con esa persona es motivo de alegría, aunque sea una hora a su
lado es sentirse dichoso y a distancia requiere sólo un poco más, es menos
cómodo porque hay que viajar, distribuir mejor el tiempo y el dinero y el
encuentro tiene fecha de caducidad, pero aún así no se deja de disfrutar.
Quienes
se han encontrado en una relación a distancia pueden reconocer que los kilómetros no importan para amar a
alguien, otros en cambio, y muchas veces por malas experiencias, condenan
este tipo de relaciones y las cargan de juicios que no son más que sesgos
perceptivos de su propia vivencia. Tenemos también a quienes nunca se ha
encontrado en una relación lejana y a ellos cuando les toca despedir a su
pareja en el aeropuerto, les es más difícil tolerar que no puedan
ver a su amor en mucho tiempo. Y esta es otra variable a tomar en cuenta,
¿Estoy dispuesto a manejar mi tolerancia a la frustración cada vez que quiera
ver a mi pareja y no sea posible porque se fue del país? Y hay quienes pueden,
así que sin duda, es posible.
Si
decides emigrar y no puedes irte con tu pareja, conversa bien acerca de las
expectativas que había hasta ese momento sobre la relación, hacer un review de qué lograron, qué mejoraron
juntos, qué les faltó y si hay un nivel de compromiso que les permita decidir
si habrá ruptura o no. Tampoco se trata de darle continuidad a una relación que
siempre será a distancia, porque por supuesto no es sano, pero sí de replantear
los planes iniciales y si pueden encontrarse pronto, sería maravilloso.
Como
dije en unos párrafos más arriba, no podemos predecir el éxito o el fracaso de
una decisión si sólo conocemos sus consecuencias por lo que nos han dicho o por
lo que vivimos anteriormente. Cada
experiencia, por más similar que parezca, será una nueva manera de vivir. Y
de eso se trata amar a alguien que hoy estuvo por mucho tiempo a nuestro lado y
que por decidir un futuro mejor, se tuvo que quedar atrás por la razón que sea,
pero si es temporal, hay esperanza. Si las expectativas de ambos son
diametralmente opuestas, lo maduro y sensato es no continuar (y para llegar a
esto no hace falta irse del país) y si pueden encontrar puntos en común en
cuanto a un futuro lejos de estas tierras, probablemente haya sido una decisión
bien tomada.