sábado, 18 de julio de 2015

¿Realmente estoy deprimido?



Es curioso observar lo común que es utilizar la palabra "deprimido" para describir un estado de ánimo disminuido, donde claramente hay tristeza pero que muchos la perciben como la peor de las emociones, la sensación más terrible y que pronto, muy pronto, se terminará el mundo. Conociendo la subjetividad que existen en las emociones, es seguro que sea posible describir la tristeza de esta manera, sin embargo, toda emoción puede verse representada en frecuencia e intensidad, variables que van a definir si estamos tan tristes como creemos. 

Existen múltiples clasificaciones de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. No es igual una depresión leve al estado depresivo durante el curso de un trastorno bipolar. Además, ya se ha hablado mucho sobre estados depresivos: reactivos, recurrentes, graves, con síntomas psicóticos, con somatizaciones, depresión mixtas, distimia... y al parecer la psicoeducación no ha llegado tan lejos como hemos pensado. Seguimos llamando depresión (término clínico) a la tristeza (emoción) sin darnos cuenta que sentirse triste es tan normal como sentirse alegre, pero deprimirse, sin duda está en otro nivel.

Durante un episodio depresivo se observan síntomas asociados directamente a la tristeza pero con una frecuencia mínima de dos semanas (según manuales de diagnóstico) y una intensidad profunda, una donde existe la sensación de vacío, de dolor. Esto es lo que llamamos dolor psicológico. Hay una disminución de la vitalidad, incluso abandono de actividades, sobre todo aquellas que antes causaban satisfacción; también disminuye el deseo sexual. El sueño se ve afectado, dando paso al insomnio y hay una disminución o aumento considerable del apetito. Procesos mentales superiores como la atención y la concentración también se verán comprometidos y lo que antes parecía muy fácil y rutinario, ahora parece la tarea más complicada. 

El "llanto fácil" es uno de los síntomas propios de la depresión; contener el llanto podría agravar los síntomas, así que sí, lo mejor es llorar. Por otro lado, la velocidad del pensamiento estará enlentecida o muy acelerada (si hay ansiedad) y su contenido podría ser de muerte, con ideas suicidas, de infravaloración, de desmotivación, entre otros. Además de la tristeza profunda, habrá baja autoestima, sentimiento de culpa, complejo de inferioridad y una perspectiva negativa del futuro. Otro aspecto que podría verse afectado es la psicomotricidad, es decir, el paciente podría andar, caminar, marchar, más lento. Para una persona con depresión nada tiene sentido, nada vale y se cree que es imposible salir de allí. 

En ocasiones hay depresiones encubiertas que están ocultas a través de estrategias compensatorias, como por ejemplo mantener un comportamiento aparentemente alegre y jovial. En estos casos se descubre que hubo una depresión cuando la persona, por ejemplo, comete un acto suicida. Muy importante: una depresión no tratada o mal tratada tiende a ser crónica y podría evolucionar en distimia que es un nivel de tristeza menor que la depresión  y debe prolongarse durante al menos dos años o convertiste en un trastorno depresivo recurrente. Por otra parte, trastornos ansiosos de larga data también podrían desembocar en estados depresivos, de hecho, en muchos casos, suelen darse síntomas ansiosos y depresivos al mismo tiempo (conocida como una depresión mixta)


¿Ya identificaste qué es estar deprimido?


Algunos datos y recomendaciones:



La depresión tiene características bioquímicas, no es sólo un estado de ánimo. En estudios neuropsicológicos se han observado alteraciones cerebrales en la zona prefrontal, donde si hay niveles bajos de serotonina, un neurotransmisor que podría estar relacionado con la depresión, se vería afectada la toma de decisiones y también podría ser la causa de los pensamientos negativos. 

La depresión responde efectivamente al tratamiento. Es una enfermedad que mientras más pronto sea el trate, mejor. Suele recomendarse un tratamiento dual, es decir, medicación y psicoterapia. Primero porque hay un desorden bioquímico en nuestro cerebro y segundo porque la pastilla por sí sola no va a curarnos, también es prudente aprender nuevas herramientas y habilidades que nos alejen de un nuevo episodio depresivo, así como también rebatir pensamientos automáticos erróneos provenientes de esquemas mentales negativos. Hay que diferenciar una depresión de enfermedades como el hipotiroidismo e hipertiroidismo que tienen síntomas similares, al igual que el consumo de drogas que afectan significativamente el estado de ánimo.

Los efectos de los antidepresivos no suelen ser inmediatos, pero son muy efectivos. Además, no crean dependencia. Sin embargo, se sugiere no abandonar súbitamente el tratamiento farmacológico. Será el psiquiatra el profesional encargado de ajustar las dosis y suspender el tratamiento. Finalmente, el paciente podría continuar únicamente la psicoterapia con su psicólogo para evitar recaídas y prevenir un trastorno depresivo recurrente. 

No elegimos deprimirnos. Tampoco significa que somos "débiles de mente", suele existir una predisposición biológica, acompañado de aspectos de la personalidad (aquí lo psicológico) y factores ambientales estresantes que podrían desencadenar un cuadro depresivo. 

La tristeza es una emoción, la depresión es un cuadro clínico. Tienes permitido sentirte triste, es una emoción que cualquier persona sana puede experimentar ante alguna situación difícil de afrontar; manejando esa emoción podrás conocerte mejor y no dejar que sea más frecuente e intensa y termine siendo un cuadro depresivo. 

Si estás deprimido, busca ayuda. Antes de que esos síntomas empeoren, lo ideal es que asistas al profesional capacitado para intervenir a tiempo lo que te sucede, por más tristeza que sientas, un tratamiento a tiempo evitaría un final infeliz. 

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