domingo, 26 de abril de 2015

Resistencia al cambio


- Think outside the box
- You first!

Para la mayoría de las personas, salir de la zona de confort implica un proceso difícil, tedioso, lleno de temores, de dudas, de incertidumbre. Cuando decidimos emprender algo nuevo, algunos planifican y otros simplemente son: como vaya viniendo, vamos viendo. Sin embargo, no es igual un cambio de tipo personal a un cambio a nivel colectivo, social, que afecte en mayor o menor medida a cada uno de los involucrados. 

Es cierto, no podemos saber cómo será aquello que no conocemos, asumir que es bueno de entrada podría ser un prejuicio; también lo sería suponer que todo saldrá mal. ¿Y cómo saberlo? Intentando. No nos queda opción. Tenemos el precepto de que porque algo haya existido históricamente hablando, implementarlo en el presente tendrá la misma aceptación, y esto es falso debido a los cambios en estilo de vida y de tipo generacional que experimentan las sociedades, donde algunos heredan ciertas creencias y otras veces no es así. Para explicarlo mejor, por ejemplo, en el año 1886 un psiquiatra dijo que la homosexualidad era una "perversión sexual" y era considerada una enfermedad mental. Así fue por un gran espacio de tiempo y no fue sino hasta los años 90 cuando finalmente se dijo que la homosexualidad era y es un tipo de orientación sexual y nada más.

Mientras los manuales de diagnóstico incluían que la homosexualidad era una enfermedad, la sociedad se ajustaba a ello y así comenzó la ola de discriminación hacia estos. Al mismo tiempo, aparecen los movimientos a favor de los homosexuales, lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales (conocidos como LGTBI) que se han encargado de hacer valer los derechos de estas personas y fomentar la aceptación de su orientación o condición sexual. Actualmente continúan existiendo las posturas pro y anti gay conociendo que en varios países ya es posible la unión civil entre personas del mismo sexo y la adopción de hijos. En este sentido, lo más complicado es modificar creencias que fueron masivas y que por su duración, se convirtieron en una "verdad verdadera". 

Otro ejemplo claro lo tenemos en nuestro país. En Venezuela han surgido cambios de tipo político, social y económico que han influenciado a cada uno de sus habitantes, así se hayan negado a formar parte del mismo, terminan adoptándolo y así se va generando una resistencia a probar algo nuevo y diferente porque "es mejor malo conocido que bueno por conocer". Esto ha sucedido a través de la historia y los venezolanos continúan escogiendo el mismo tipo de condiciones, todo para no salir de la zona de confort, o lo que consideran como tal. Además, cabe decir que estos mismos cambios han modificado el comportamiento de muchos, impulsando sobre todo a jóvenes y adultos jóvenes a tomar decisiones como emigrar, variable que sin duda moviliza emocionalmente y aleja a estos de aquello que les proporcionaba cierta seguridad (al menos afectiva en caso de familia, amigos y pareja)

La resistencia al cambio comienza desde lo individual y se va transmitiendo hasta convertirse en colectivo, las creencias son como el chisme del vecindario, van de boca en boca y como todos lo repiten y lo aprueban, significa que es cierto. De allí surgen los prejuicios con los que muchos vivimos y que constantemente van chocando con la realidad, sobre todo cuando sabemos que nuestro punto de vista no es el único que existe. Las diferencias forman parte de las personas y están en todas las áreas de funcionamiento del sujeto.

En consecuencia, una gran cantidad de personas se han visto obligadas a cambiar aunque hayan tenido resistencia a hacerlo; la sociedad se adapta inevitablemente a los cambios, aunque no todos comparten dicha adaptación. Las totalidades no existen en estos casos, mientras la mayoría dice sí, tendremos una minoría que diga no y en ocasiones toca observar detenidamente si esa minoría representa lo inadecuado. En este sentido, el nivel de adaptación va a depender de esa madurez producto de las experiencias que sostenga cada individuo y que lo llevará a formar una conducta generalizada y compartida con sus pares. Como toda experiencia, puede ser canalizada de forma positiva o negativa y por eso es muy complicado eso de estar bien con el Dios y con el diablo. Cada cambio se convierte en hábito y cada hábito se suma a otros y se convierte en un estilo de vida.

Comprendiendo que como humanos nos componemos de las decisiones que vamos tomando día a día, el adaptarse a los cambios es una de ellas. Hacerlo implica disposición, de estar a gusto con la idea, de creernos que lo nuevo aunque no sea lo esperado, sigue siendo un nuevo horizonte, por el propio bienestar. Aunque no resulte como se espera, se intentó y se aprendió una nueva forma de cómo no tomar una decisión equivocada.

Seamos receptivos, flexibles, dispuestos a asumir riesgos y experimentemos esos resultados, sean favorables o no. Es como lo percibamos, para algunos será muy bueno, para otros no tanto. Y no pasa nada, no perjudica si no lo interpretas como perjudicial. En el tiempo no somos los mismos, ni en lo personal ni en lo social. Salir de la zona de confort podría doler, pero no hay cambio que no requiera andar por el camino de piedras para llegar al camino de asfalto. 

"Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo... del miedo al cambio" Octavio Paz.


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