martes, 12 de noviembre de 2013

Senso ergo sum





"Senso ergo sum" es una frase en latín que leí hace muchísimo tiempo mientras estudiaba filosofía en la universidad. Fue dicha por un filósofo llamado David Hume, haciendo referencia al "siento luego existo" y diferenciándose de la muy conocida "cogito ergo sum" - "pienso luego existo" de René Descartes cuando habló sobre el racionalismo.

Me he identificado con esta frase porque expresa claramente las emociones, los sentimientos. El tener la capacidad de sentir me parece de las experiencias más maravillosas y que como seres humanos, vivimos a diario y bajo cualquier contexto. Hay una polaridad en cuanto a las emociones, existen las positivas y las negativas; desde mi punto de vista, no debemos negarnos a experimentar cada una de ellas, lo importante se encuentra en evitar que la frecuencia de cada emoción se extienda demasiado, ya que fácilmente podría convertirse en patología.

Es relevante comprender que lo que nos mueve son los motivos que tengamos para realizar cualquier acción, ¿Pero de dónde provienen esas ganas de hacer, de actuar? de las emociones. Si no me gusta, no lo hago y si lo hago aunque no me agrade, no será una experiencia satisfactoria; sin embargo, esto último es discutible porque hay quienes se niegan a hacer algo pero una vez lo hacen, descubren que sí les gustaba y que no era lo que creían. Ahora bien, esto depende más del tipo de creencia hacia un evento o acción en particular. Las emociones que nos impulsan a actuar, son mejor experimentadas cuando se trata de estímulos que nos agradan.

La alegría, la tristeza, la irritabilidad, la ira, el éxtasis, el odio, el amor, el miedo... Emociones y sentimientos que se diferencian la una de la otra de acuerdo con el tiempo en que se manifiestan. Toda emoción es un evento fisiológico, el cuerpo reacciona al estímulo: habrá descarga de adrenalina o epinefrina (de esto se encargan las glándulas suprarrenales), sudoración de manos/pies o cualquier otra zona del cuerpo (de esto se encargan las glándulas sudoríparas), en ocasiones, molestias gastrointestinales, ya saben, las "mariposas en el estómago" o bien retortijones o náuseas. Naturalmente, ese es nuestro estado de alerta, es lo que conocemos como ansiedad y que ha sido descrita también como miedo, ya que de esta forma el cuerpo se prepara para la lucha o huida.

Paradójicamente, las emociones tanto positivas como negativas suelen tener la presentación descrita anteriormente, también hay un pequeño grupo en el que se observa enrojecimiento de la piel ante una emoción. Quizá tú experimentes otros síntomas asociados al momento de encontrarte en una situación que desencadene una reacción emocional. ¿Cuáles son esos síntomas? ¿Ya los identificaste? 

Por otro lado, hay teóricos que discuten acerca de las emociones consideradas como primarias. En este sentido, encontramos las principales emociones que desencadenan otros estados emocionales:

Ira: furia, ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción, acritud, animosidad, fastidio, irritabilidad, hostilidad y tal vez en el extremo, violencia y odio patológicos.

Tristeza: congoja, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad, abatimiento, desesperación, y en casos patológicos, depresión grave.

Temor: ansiedad, aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela, incertidumbre, pavor, miedo, terror; en un nivel patológico, fobia y pánico.

Placer: felicidad, alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer sensual, estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia, extravagancia, éxtasis; y en el extremo, manía.

Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación, ágape (amor espiritual)

Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto.

Disgusto: desdén, desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, repulsión.

Vergüenza: culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento, mortificación y contrición.

Me apoyé en el libro La Inteligencia Emocional de Daniel Goleman para hacer referencia a ese gran grupo de emociones que existen y que alguna vez en la vida hemos experimentado. Hay, incluso, combinaciones de estas emociones que podrían describir otras, por ejemplo, la ira que muchas veces se mezcla con la tristeza y el temor. ¿Cuál es la combinación que has experimentado menos y la que has experimentado más?

Existen quienes mencionan no haber odiado nunca, manifiestan que el odio es más un sentimiento que una emoción. Podría estar de acuerdo con esto, ya que algo que nos disgusta no necesariamente lo odiamos, sólo lo echamos a un lado y lo sacamos de nuestro perímetro de atención. Sin embargo, que alguien "nos caiga mal" porque tenga cualquier cantidad de actitudes o conductas que no son de nuestro agrado, podría derivar en odio si la frecuencia con la que nos expresamos acerca de esa persona, aumenta considerablemente.

En oposición, sucede igual con el amor, que como emoción va a la par con la descripción de placer y que como sentimiento responde a la devoción, aceptación, simpatía, confianza, amabilidad... ¿Qué nos dice que sí es amor? su frecuencia y en qué forma se manifiesta esa frecuencia. Saber que nos agrada algo o alguien es muy fácil para muchos, pero suelen existir algunas interrogantes: "¿Amo lo que hago?" o "¿Lo amo?". En este punto se podría discutir extensamente al respecto debido a la subjetividad que lleva consigo tal emoción/sentimiento.

Cuando hablamos de un estado de ánimo nos referimos a la manifestación de una emoción de una manera más suavizada y más duradera que una emoción, que no llega a ser un sentimiento. Digamos que es el punto medio emocional, por ejemplo: mientras es relativamente raro mantener el calor de la ira durante todo el día, no es tan raro estar de un humor gruñón e irritable en el que se activan fácilmente arranques de ira más cortos. El temperamento va más allá y será nuestro predisponente genético que determinará la prontitud para evocar una emoción o estado de ánimo determinado. En la historia, Hipócrates y Galeno mencionaron cuatro tipo de temperamentos, dadas por los humores del cuerpo: sanguíneo (personas con humor muy variable), colérico (personas con voluntad fuerte e impulsividad), melancólico (personas tristes y soñadoras) y flemático (personas apáticas). 

Al pasar a un extremo en cuanto a emociones, se habla de los trastornos del estado de ánimo, donde encontramos la distimia, la ciclotimia, la bipolaridad, la depresión mayor... que se generan a partir de una frecuencia e intensidad elevada de las emociones antes descritas. Un distímico es alguien que permanece triste la mayor parte del tiempo, es su tono emocional, es extraño encontrarlo contento. En un ciclotímico varía el estado emocional; una semana triste, la otra semana contento, vuelve a entristecerse y así sucesivamente. Denota una inestabilidad en cuanto a su estado de ánimo. La bipolaridad es un trastorno caracterizado por episodios de manía/hipomanía y depresión; la depresión mayor, se trata de un trastorno caracterizado por un nivel de tristeza elevado que interfiere con la calidad de vida del sujeto.

Es probable que muchos al leer los términos, ya se autoproclamen distímicos, ciclotímicos, bipolares o depresivos. En este caso, les sugiero someterse a una evaluación psicológica antes de autodiagnosticarse. Un trastorno no es tan simple como parece, va más allá, afecta todas las áreas de la vida, el control de los impulsos, la percepción que tiene el afectado sobre su mundo y el de otros. Sólo un profesional de la salud mental podría emitir un diagnóstico certero. No es necesario etiquetarse. 

En fin, las emociones son un bálsamo para el alma, así lo veo y experimento a diario. Sentir, moverse, reír, llorar, molestarse... somos seres emocionales. Aunque heredemos el temperamento, tenemos la capacidad de moldear nuestro carácter, podemos percibir, comprender y regular nuestras emociones si nos lo proponemos. Hay que dejarlas llegar tal como hay que dejarlas ir. Así vivo mi vida, sintiendo y luego existiendo.

3 comentarios:

  1. Podría decirse que nos hemos vistos expuestos a la apreciación de las acciones, antes de intentar experimentar libremente las acciones, ahí entraría la mala parte de hacer catarsis.

    De las emociones descritas creo que he experimentado todas, tal vez no íntegramente, podría ser solo un desencadenamiento de esas emociones. Creo que las emociones que más he experimentado son las derivadas al Amor, Tristeza, Placer, Disgusto y a la Vergüenza; probablemente las que menos he sentido son Ira y Temor, pero definitivamente las he sentido.

    Me ha gustado mucho tu post, Giova. Abrazote.

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    1. Hola, al fin puedo responderte. No comprendí lo que quisiste decir con "la mala parte de hacer catarsis" ya que considero que esto es lo mejor que le puede suceder a las emociones: expresarlas. Ahora bien, en la catarsis no se encuentran esos filtros que tenemos para comunicarnos, sólo decimos lo primero que llega a la mente. Es un proceso único, cargado de la naturaleza biopsicosocial de quien se expresa.

      Las emociones necesitan salir, ser demostradas, identificadas, comprenderlas y regular aquellas que podrían convertirse en patología. Es salud mental entender "cómo me siento"

      Gracias por tu comentario <3 un abrazo grande para ti.

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